Hallo Deutschland!

 

Aun cuando sé que existen, es difícil encontrar a alguien que no le guste viajar, es maravilloso, salvo la logística, cuando te toca estar ahí, 10 horas sin parar en clase económica en un asiento que al menos en mi caso, siempre entro con gran esfuerzo (Pensar que hay gente que incluso pueden doblar las piernas hasta arriba del asiento y se quedan dormidos y todo) En fin, más allá de las incomodidades, había mucho que me pasaba por la cabeza. Es como ser testigo de que esa historia tan deseada esta pasando en todos esos momentos. En algún momento comencé a hacer retrospectiva de cuantos intentos de irme del país había hecho, recuerdo como cada uno por una razón u otra no se dieron o abandoné, en todas las decisiones que retrasaron u opacaron mi proyecto, así como también, la determinación que me llevo a decidirme por este proyecto, super lejano al principio pero por alguna razón, desde que vi aquella nota en un portal de noticias “Alemania abre una nueva Visa para buscar trabajo” enseguida entre al sitio y empecé a investigar sobre ello, leí los requisitos, dos o tres veces, y dije “esto lo puedo hacer” estaba en la oficina y salí directo al Goethe, que quedaba cerca de mi oficina, me inscribí y al mes siguiente arrancaba.

 

Ya era casi marzo y tuvimos la que hasta el día de hoy fue mi única clase presencial de alemán, la primera. Siempre tuve suerte con mis primeros profes de idiomas, esta no fue la excepción, se llamaba Melanie, suiza que vivía hacia años en Argentina, super dedicada y adorable desde el primer día. Comenzó la cuarentena y así pase casi todas mis noches de cuarentena: cursar, hacer los deberes, leer alemán. Así cada semana.

Así como estos pensamientos, también se me cruzaban tantísimos otros. Así llegue a México, una escala en la que el agotamiento y el stress me llevaron a protagonizar un pequeño incidente de seguridad aeroportuaria: me olvide una valija en un baño y tuvo que venir el equipo antibombas para verificar todo. Una vez superado el impasse, enfilaba hacia otras 14 horas hasta Ámsterdam, ese si me preocupo y con razón…

Finalmente llegue al aeropuerto de Berlín. ¡La empresa que me había contratado incluía un taxi que agradecí en el alma! era re lejos llegar hasta el departamento que había alquilado! Llegue, no sin antes resolver un acertijo para poder encontrar la llave y poder entrar, ya eran casi las 21:00 de un día viernes (siendo que había salido de Argentina a la madrugada del día anterior) me recosté, ¡conecte un internet de… 10Mbps! ¡Una locura que me hizo recordar los años 2000s! Me sirvió para reportarme y planear el día siguiente, sería mi primer gran día en Alemania, ¡un sueño!

 

¡Al día siguiente, como olvidarlo! Primero lo primero, ir a algún supermercado y comprar lo básico para comer, había uno cerca y es como todos los super a los que uno puede ir en cualquier parte, y fue justo ahí que vino la primera vez en la vida de tener que interactuar completamente en alemán, tenía que pedir una de esas bolsas reutilizables a una de las empleadas, jaja, ¡pocas veces en la vida se me ha trabado tanto la lengua como en ese momento! Pero de alguna forma u otra la señora me entendió y me mostró donde conseguirlas, luego la cajera, le digo que es mi primera compra en Alemania, ¡me sonríe y me dibuja un emoji en el ticket de la compra acompañado de un Wilkommen!

Luego Sali de ahí a encontrarme en un par de eventos temáticos, normalmente de intercambio de idiomas, organizados a través de una app que siempre uso cuando viajo. Y de la nada estaba ahí, con los entre el Google Maps y los carteles de las estaciones del transporte público. Así llegue a encontrarme con un par de malayos que habían creado para ayudar con información a los recién llegados, no me podría quedar mejor! Los pibes fueron mega buena onda, me ayudaron con todo, con mucha paciencia, es tremendo cuanto se empatiza cuando se comparte un desafío en común.

Al día siguiente otro evento más para conocer gente más salidas por el barrio, y conocer un poquito de la ciudad, ¡la ciudad! Esa ciudad linda y rara que a partir de ese momento seria mi ciudad, llegue en pleno verano, toda la zona de la puerta de Brandemburgo abarrotada de turistas, de escuchar idiomas de todo tipo en la calle y que el sol, pleno verano en ese momento se pone muy muy tarde, cerca de las 22:00, ese fin de semana fue todo eso, entre conocer gente y buscar departamento, que sabía que podía ser difícil -Venia además con la experiencia Argentina- pero me encontré con algo que no pude haberme imaginado antes. ¡Tenía que mudarme y empecé a ver las opciones que tenía a mano, había pagado 1100 € por un mes en depto. para el mes siguiente eso estaba una habitación en un piso compartido! Al final pagué un mes por otro depto. a una suma que por mucho tiempo me dolió, en ese medio conseguí un depto. a través de una chica que conocí en uno de estos eventos para conocer gente, la historia meceré su apartado, pero si, aun hoy mientras mas conozco el mercado y la situación de muchos no deja de sorprenderme la suerte que tuve. ¡Realmente!

Así pasaron esos primeros días, intentando (seriamente) conocer gente y hacerme de una red de amigos, con resultados buenos, pero por sobre todo escasos. ¡Es re jodida la interacción social! Mientras tanto vivía la vida de un jubilado: con mucho tiempo libre y sin casi plata como para poder disfrutar ese tiempo libre de un modo más holgado, había que esperar a la aprobación de un permiso para que pudiese empezar a trabajar, así daba mis primeros pasos en la intrincada burocracia del país, pero ya de eso hablaremos más adelante, ¡este post se tiene que terminar en algún momento!

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