Learning to Fly

“A veces el paciente se queda un solo día o incluso un período más breve en una especie de exagerado letargo. Está inconsciente y externamente inmóvil, pero las pulsaciones del corazón aún se perciben débilmente; quedan unos indicios de calor, una leve coloración persiste en el centro de las mejillas y, al aplicar un espejo a los labios, podemos detectar una torpe, desigual y vacilante actividad de los pulmones.”
– “El enterramiento prematuro” Edgar Allan Poe.

 

Desde mi posteo anterior pasaron a esta fecha 7 días. Esa determinación para actuar que tuvo aquel disparador del que hablaba en la ocasión anterior no se limitó a continuar escribiendo estas entradas, se me paso por la mente salir a hacer fotos, de lo que me pareciera y dejar, como nos decían en las practicas de la facultad “que la escena los sorprenda” Era un domingo como todos los domingos de hace mas o menos 6 meses: un gris plomo y ni esperanza de luz natural. Quizás empujado por la misma resignación hice más allá de mi rutina en el gym y me extendí un buen rato más. Me volví a casa y aun así no quería estar dentro, tenía una energía nueva que quería canalizar de algún modo, decidí que estaba bien salir a caminar un rato, vi que aclaraba un poco y no lo dude, me volví por mi cámara y me fui a un parque gigante, que en realidad es un aeródromo abandonado (de ahí en parte el titulo) al que voy a correr seguido, siempre quise hacer algunas fotos ahí, es un lugar amplio y muy vacío y se me hacia que algo interesante podría salir de ahí. Así, empecé a hacer fotos y en cuestión de minutos ya estaba agachándome, buscando ángulos, buscando recorridos con las líneas, tirándome al piso para cambiar la perspectiva, ¡no me lo podía creer! Después de todo este tiempo me sentía libre de poder jugar de vuelta, de poder hacer.

¡Un gratificante primer paso, que termino ese día con la vista de la primera puesta de Sol apreciable del año, lujo total! Pero no todo terminaba ahí, luego vendría otro escenario donde probar mi retorno: la edición. Porque momentos en los que me anime a retomar la cámara hubo, ahora que me dedicase algún tiempo a la edición es otra cosa, aun así, esta vez no fue impedimento alguno, y no solo eso, sino que también se me ocurren otras miniseries fotográficas para hacer, ¡que por supuesto son mis próximos objetivos! es lo lindo de ponerse en marcha y quizás lo más gratificante: que una acción llama a otra y que además lo voy disfrutando.  Ya vendrán los momentos en que convoque todo el personal que se necesita para hacer una producción o retome mis series sobre la belleza no hegemónica, de momento me quedo con el retrogusto de este despegue.

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