Todo era risa y diversion…hasta que ella tuvo el nepe.

Y así como venía manteniendo el compromiso de mantener este blog y publicar entre otras, mis memorias acerca de estos últimos tiempos dentro de mi llegada a Alemania. Un espacio sin publicar ha pasado, y esta vez, no fue por un letargo o un desinterés o motivación, todo lo contrario. Esta vez se trata de (y quizás se merezca un post en sí mismo más adelante) de haber hecho un curso de escritura que recientemente terminé y que me ha potenciado las ganas de escribir. Es como haber ido a un campamento de entrenamiento y ahora volver renovado y listo para abordar estos hitos de mi vida.

Por ahora, volvemos a la historia y nos situamos a los días previos a poder empezar a trabajar en Alemania. El panorama no podía ser más prometedor: después de haber pasado por varias entrevistas en Colombia en horas de la madrugada y filtros acá y allá, finalmente me decidí por tomar una de las 2 propuestas de dos empresas diametralmente opuestas: una del rubro tecnológico mientras que la otra era del sector turismo, con una diferencia de salario muy importante, me decidí por aquella, terminaría siendo un error a futuro, pero no nos adelantemos en la historia y contemos todo.

La empresa realmente tenía esta onda “cool” típica del startup: salas de reuniones temáticas, muchos eventos fuera de horario para los empleados, mucha comida gratuita, flexibilidad, salud mental y otra buena cantidad de beneficios. El trabajo seria como “especialista de soporte” básicamente lo que he hecho toda la vida vamos: atender requerimientos cuando en la empresa tiene problemas con su terminal, hacer algún proyecto para el equipo y esas cosas, acá la diferencia es que era bastante mas desorganizado que cualquier otra empresa donde hubiese trabajado antes, además de que buena parte de las tareas eran muy juniors.

 

Como fuere, estaba ahí, y para ser mi primera experiencia no me podía quejar en lo absoluto, el ambiente se veía bien y así sentía. Se ocuparon de todas los tramites referentes a la burocracia típica alemana y poco tuve que hacer de mi parte. Así, antes de estar habilitado para poder trabajar (debido al tipo de visa que tengo, necesito un permiso del gobierno para poder iniciar una relación con un empleador, sep, así funciona) me invitaban a los eventos que organizaban: música, cervezas, salchichas, todo en un edificio que supo ser una planta eléctrica en tiempo de entre guerras, ¡una locura! recuerdo que encima en un día de verano, me invitaron a almorzar para conocer al equipo, realmente era refrescante eso de materializar eso que se había entramado a través de video llamadas hacia semanas antes y que ahora estamos cara a cara, conociendo a mi equipo, eso me tenía muy  emocionado.

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Y así transcurrieron los primeros días, cercanos a los 3 meses, tengo una reunión con mi manager que fue cuando menos desconcertante: Sin antecedentes me comunica que está considerando no aprobar mi periodo de prueba (en Alemania dicho periodo es de 6 meses) debido a que veía “una falta de interés evidente en mí y que dicha falta de interés afectaba al equipo, cosa que ella no estaba dispuesta a tolerar” fue una reunión incomoda, pero también dejaba muy en evidencia lo poco concreto del criterio, lo contradictorio, lo subjetivo. De este episodio, recuerdo una anecdota de mi psicologa. “Es una cuestion de poder, tiene el pito” (y de ahi el titulo de la nota). Luego dejo ver una serie de tareas y de pasos ( que nada tenían que ver con el argumento, se trataban más bien de cuestiones practicas) pero en fin, el punto de no retorno estaba hecho y yo directamente, en medio del desconocimiento y la voluntad de querer mantener este empleo que tanto me había costado segui en el empleo. En fin, llegó fin del mes de noviembre y recibí la notificación de una reunión, esta vez RRHH presente, para recibir la notificación de mi dimisión. Siempre me llama la atención estas sobreactuaciones de RRHH, no solo en estas situaciones sino en general cuando se vende el clásico “ponerse la camiseta” o “ser parte de la familia” pero cuando es necesario van directo al grano y te recuerdan la realidad (y la que en realidad no hace falta que nadie te recuerde) para lo que están. Esta no fue la expresión sino al contrario, añadió un nuevo nivel: una vez notificado de que en efecto estaba siendo despedido me pregunta: ¿qué opinas de esto? Confieso que en ese momento el shock de la situación simplemente se fue a segundo plano y me dio verdadera gracia, a quien carajos se le ocurre preguntar algo así justo después de comunicarte que te esta echando? Recuerdo sonreír y tomármelo con un poco de humor inclusive. Me fui así no más, sin despedidas hipócritas y directamente enfocado en cómo solucionar mi problema a partir de ese momento, conseguir un nuevo empleo, directamente y desde ese mismo día me puse en campaña y a los pocos días daba sus primeros pasos, llamadas entrevistas, etc. Pasadas dos semanas más tarde ya había firmado un nuevo contrato con una nueva empresa, tiempo récord. ¡Pensaba en que ya estaba todo solucionado, que error más naife!

El otoño de a poco se acercaba

 

Acá entre en unos de los episodios más oscuros de mi vida (y espero haya sido) resulta que la autorización del gobierno es híper difícil de conseguir, es solo online y pasaba literalmente la jornada entera intentando conseguirlo por semanas! Sería un proceso mucho más complejo y frustrante, pero en ese proceso tendría un largo y lindo paréntesis en el medio de una preocupación por la acuciante carencia de dinero. Así se me hizo la navidad y así se terminaba ese tan movido y decisivo 2022. Al día siguiente vendría Mari, la misma que me acompañó durante esos duros días meses atrás, parece que venía a completar la misión.

 

Pero de eso hablamos en el próximo episodio.

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