Cádiz, donde el Corazón se atreve…

La Ocasión sonaba bien desde el principio, un amigo, el Jose, con el que había compartido más bien poco hasta el año pasado, me habló de su ciudad, Cádiz y lo que me podría gustar, habló de la posibilidad de teletrabajar desde ahí siendo que el alquilaría un piso para él y podría compartirlo conmigo o con quien quisiese. La Idea claramente me atrajo desde el comienzo pero realmente no le di mayor seriedad. Un día el año pasado me sorprendió con un grupo de WhatsApp ya con la propuesta armada y hablando del proyecto como tal, porque ya se había convertido en eso, en un proyecto. Ya en ese momento cambio mi impresión, iba en serio y yo estaba siendo invitado a un evento que no me quedaba muy claro, pero estaba seguro de que si era en España, seguro que me gustaría, y así fue.

Ya para finales de 2023 finalmente pudimos encontrarnos y hablar de del tema, resulta que él estaba trabajando meses en aquello: el plan era usar el carnaval de Cádiz para reunir a un grupo de amigos, en su mayoría con quienes él había compartido muchísimo más tiempo de vida que los pocos encuentros y conversaciones sobre temas que compartimos. Lo cierto es que respondí a la invitación yo también poniendo de mi parte y pidiendo días de vacaciones, reservando trenes, etc. Ahora que escribo sobre este cambio de ni actitud hacia su propuesta, pienso en lo importante que es tener una propuesta respaldada con hechos y acciones concretas, yo mismo no lo había tomado en serio hasta entonces. Tomo nota mental a modo de recordatorio…

Luego mi amigo Jose me fue presentando más información acerca de la celebración como tal, y entonces empecé a entender un poco de las agrupaciones, de la temática del carnaval, pero realmente, no pasaba de ser algo simpático que asociaba a los carnavales que ya conocía, que errado que estaba!

Ya a pocos días antes de la celebración hicimos videollamadas con algunos de los chicos, que ya lo conocían a Jose mi amigo, y la verdad que la expectativa del viaje ya iba en aumento, mas por lo que me iba a encontrar en cuanto a experiencia, tenia que ver con las personas que conocería, con la posibilidad de hacer amigos, y estaba en lo cierto. Al llegar a el primer día ya se hizo sentir una química única. Conocí a dos chicas mexicanas, Ale y Ele, una venia con el marido, de Finlandia! Un chico buena onda pero que igual seguro padeció el no entender nada de lo que pasaba a su alrededor. De vuelta a mis amigas mexicanas, a los 20mins ya estábamos contando toda clases de historias personales, probando los tragos y comidas de cada uno, una noche preciosa!

A partir de ese momento y los días siguientes la lluvia ofreció poca tregua aun así me apunté a un tour de la ciudad y que en especial hablaba de la historia del carnaval, explicando mucho de la cultura, la historia los conceptos de las agrupaciones, como los coros, los romanceros, las comparsas, “chirigotas” entre otras. Y claro, ahí entonces entendí, es que lo que hace particular este Carnaval, es que no se viene a ver, claro que tiene un componente visual, por aquello de los disfraces super elaborados, pero a lo que se viene es a escuchar lo que las agrupaciones han preparado, estribillos, cuplés, y adaptaciones de singles que están en la memoria colectiva y son convertidas, humor de por medio, en el vehículo para hablar de problemas sociales, de la actualidad o de la condición humana, todo hecho con una gracia, con un talento y dedicación tremenda. Los ves desde gente joven hasta muy mayores participando, repartiendo sus rimas a todo el que se detenga a escucharlos en la calle, no hay uno, sino decenas de grupos de estos, varios por cuadra, la oferta es prácticamente infinita. Una belleza única!

 

Cada día me levanta cerca de las 9:00 de la mañana y me quedaba despierto hasta las 02:00am, todo el día disfrutando, viendo a los grupos, haciendo paradas para comer con el grupo, haciendo alguna fotito cuando se podía y así pase los días.

Un día pude caminar por la playa, era un atardecer perfecto, el lugar, el sol, un momento para escuchar los pensamientos, mientras estaba ahí simplemente escuchaba y registraba hasta mis expresiones, sonreír por el simple hecho de estar ahí, de sentirme tan a gusto con el calor y la espontaneidad de la gente, un lugar donde el registro del otro y la empatía se respira. La felicidad está ahí.

Fue hermoso reiterar el hecho de formar parte de la buena gente con la que mi amigo Jose se ha rodeado, me sentí en conexión plena, como si nos conociéramos desde hace mucho, que fácil es crear confianza cuando la ambos todos están dispuestos a abrirse y escuchar. Los quiero a todos, siento que he hecho este grupo de amigos que luego de vivir casi dos años en una sequía de humanidad tremenda. El matrimonio de Rafa y Nuria los conocí el día antes de irme por ejemplo, y ya los extrañaba al día siguiente al no poder seguir charlando con ellos, escuchar sus historias de vida, opiniones, en fin. Por otro lado ya tengo a quien visitar en cuando vaya a su ciudad.

 

Ya cuando había llegado el momento de partir, de darse los abrazos calurosos y sinceros de despedida, me invadió el apego, porque era precisamente eso, dejaba a seres queridos y memorias que guardo con un cariño que nunca me imagine. Apenas me senté en el tren de vuelta a Madrid, me di cuenta de que no quería contener las lágrimas, que eran la prueba inequívoca de que una vez más, Andalucía me atrapa y enamora cada vez más.

Me fui con la promesa de volver, de volver a ese lugar que rebosa de alegría cuando llega el carnaval.

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