Si bien este post ha debido ser hace meses atrás, es ahora que me doy el lugar de poder contar la historia de como conocí a mi nueva ciudad favorita en el mundo. ¡Simplemente la amé!
Tengo una pasión importante sobre los países del este de Europa, me parece una región del mundo subestimada con historia riquísima y que han vivido varios episodios importantes en la historia, me recuerdo de Budapest por ejemplo, historia romana, el imperio austro húngaro, las guerras mundiales (y la afinidad con el régimen Nazi) la era Soviética y hasta la actualidad! Pasando por personajes como Elizabeth Bathory o el super conocido “Vlad el Empalador”. Lo cierto es que por supuesto, Chequia comparte buena parte de su historia con su vecina Hungría, sin embargo, esta tiene un aire mágico, de cuento medieval casi, la ciudad en general es un museo al aire abierto, ¡literalmente! Todos esos edificios de distintos capítulos de la historia, con grabados, mosaicos, cuadros por doquier. Esa arquitectura que ha sabido mantenerse a través del tiempo. ¡La comida, su gente, esa cerveza maravillosa! Esas calles sinuosas en la que no se sabe si a la vuelta de la esquina habrá una sinagoga, una iglesia del siglo XX o un local de esas cadenas de café, ¡hay de todo!
Me gusto que sean más espontáneos y amables, aunque igual si nos comimos un par de puteadas de un tipo que iba en un auto y que parece que ver tantos turistas cruzando un semáforo sacó lo peor de si, a excepción de ese episodio en general, se ve una ciudad ordenada, tranquila. Chequia no goza ni cerca de los beneficios de una economía mas potente como Alemania, aunque en realidad, ese parámetro me parece que ya va mas bien en desuso. Lo que quiero decir es que no hace falta tener una mega economía para llegar a tener un buen nivel de vida.
El famoso reloj de Praga. una pbra maestra de ingenieria del siglo XV
Vi en general todos los monumentos muy bien mantenidos, no dejo siempre de pensar en la gente local, en como la historia del turismo, del Airbnb y la gentrificación terminan ganándole terreno a los que viven ahí. En ese sentido me plantee antes de la pandemia, es una posición ética acerca del Airbnb, no usar la plataforma salvo que sea alguien que alquile una habitación dentro de su casa.
Es tremendo el daño que causa dentro de la sociedad, quizás ahora que vivo en Berlín me doy cuenta de lo terrible que puede llegar a ser. En fin, que estamos para recordar ese fin de semana maravilloso que fue Praga y en el que me camine casi 30Km cada día! Es que no podía parar!
Cuando hay química hay química, no hay con que darle y Praga fue justo eso, de los que conozco hasta ahora es mi país favorito. Este post también me sirve para darme cuenta que el registro y la bitácora de cada viaje podría mejorar, hago nota mental y me lo anoto para el próximo destino, que ya lo tengo visto y ahorro para ello, quedará para un próximo post, de momento, a disfrutar este!
¡Nos leemos!
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